Wednesday, October 18, 2006

El Corsario de Hierro (1)

No es poco lo que debemos a ciertos dibujantes y guionistas de tebeos que nos han ayudado, en buena medida, a crecer como personas.
Para aquellas personas que no se han distinguido precisamente por leer, sean libros o tebeos, resultará esta afirmación risible, o, cuando menos, ingenua. No habrán, pues, estas breves líneas, de tratar de convencerles de lo contrario, sino que buscarán, más bien, la complicidad de todos aquellos que han intuido las bondades que algunos tebeos de siempre han ejercido en nuestro comportamiento.

Equidad, justicia, libertad...utopías todas que aparecen a menudo en uno de los tebeos que con más cariño he leído y releído a lo largo de los años.
Comenzaba la década de los setenta cuando Víctor Mora daba vida a uno de sus aventureros más carismáticos y atractivos, un personaje destinado a ganarse un lugar muy especial en el corazón de jóvenes que, como yo, devoraban con avidez todo aquello que, bajo el formato de dibujo más texto, caía en sus manos.

El Corsario de Hierro.



Primera plancha de El Corsario de Hierro.



Este joven, de envidiable figura, gallardo y temerario, impetuoso con el acero, ingenuo e involuntario seductor de intrépidas mujeres, que se entregaba a nobles causas, luchando contra los caciques, los corruptos, las clases altas, los esclavistas, buscando, en definitiva que cada cual hallase, acaso, su lugar libre en el mundo...este personaje, digo, me atrevo a afirmar, dejó algo de su carácter en nosotros.

No es culpa suya que luego, el mundo, no sólo no sea así, sino que no tenga visos de llegar a serlo jamás. Antes al contrario.

Sin embargo, cuando uno se sumergía en aquellas páginas, repletas de emoción, rebosantes de alegría, cargadas, en fin, de tantas buenas intenciones, encontraba que, quién sabe, podía existir algo más que la torva realidad, demasiadas veces espeluznante, que nos acechaba fuera de los límites de la hoja dibujada, del macillo de papel grapado.


la bella Diamba




Mora nos invitaba, con su sabia mezcla de drama y comedia, a reflexionar sobre determinadas incoherencias y crueldades que, al parecer, le son tan propias al ser humano.Lo hacía, entiendo, sin adoctrinamientos fáciles, sin tendencias especialmente maniqueas, adentrándose y mostrando sin estridencias, de manera natural, todo aquello que pudiera considerarse indigno en el comportamiento de las personas, de manera que un lector joven, un muchacho, pudiera desentrañar y discernir con claridad entre lo cruel, lo arbitrario, lo tiránico y despótico, frente a una deseable actitud de curiosidad compartida, de generosidad y tolerancia ante el semejante y, más importante aún, hacia el distinto.



la lucha sobre el tablero de púas, tan querida por Mora y Ambrós






Es la actitud de El Corsario, y la de sus amigos Merlini y Mac Meck, una expresión de hombría bien entendida, de sano humor, de comprensión hacia el libre albedrío, y de complicidad con las mujeres, a quienes en este tebeo se trata de iguales, y que no pocas veces no sólo igualan, sino superan las proezas del protagonista.
El Corsario y sus amigos, proscritos de una sociedad enferma, que prima antes la alta cuna que la amplitud de corazón, las estrategias de poder que la valía moral, la empolvada peluca que la curtida piel trabajada al sol.



un ejemplo del desbordante dinamismo de Ambrós









Y, para mostrarlo todo, para hacérnoslo visible, el dibujo de Ambrós.
En un momento creativo pletórico, el dibujante escancia con generosidad las extensas virtudes que ya ha demostrado en anteriores obras, llevándolas aquí, en innumerables momentos, hasta el máximo desarrollo de sus capacidades.
Que no eran pocas. Ha sido Ambrós un artista dotado especialmente para la composición de un tipo de figura tragi-cómica, realista pero con toques caricaturescos al tiempo, rebosante de dinamismo y graciosa, grotesca a la vez. Esta personalísima manera de plasmar lo humano es, entiendo, una de las marcas de la casa. Los hermosísimos rostros, tan expresivos que a su lado quedan empobrecidos los de otros dibujantes, las poses, de una vitalidad desbordante, la expresión corporal, en suma, está en Ambrós conseguida en tal modo que nos es muy sencillo adentrarnos en las emociones y sentimientos de los personajes que pueblan estas páginas.Los aspectos físicos de las luchas, de los combates a espada o pistola, de las situaciones de peligro físico, la diversidad y solidez en los escorzos, todo ello lo refleja brillantemente la pluma de Ambrós con una gracia envidiable, con hallazgos visuales continuos, dentro de un dinamismo maravilloso que, puestos a comparar, podría encontrar paralelismos en la manera en que Kirby planificaba sus combates para la Marvel de los setenta.


y otro vigoroso ejemplo más










Pocos dibujantes, creo poder decir, han conseguido llegar tan lejos en este sentido.
Queda , pues, al final, este tebeo, como una obra de enorme altura dentro del catálogo de sus autores, una obra por la que, si el tiempo pasa, lo hará muy lentamente. Su temática, universal y por desgracia perenne, y su dibujo, ilusionante y pleno de aciertos, permiten seguir saboreándolo aún con aquél mismo gozo con el que acudíamos al escaparate del quiosquillo de la esquina para pegar la nariz al cristal, y así, con los ojos muy abiertos, contemplar la portada del último número que acababa de salir, otra aventura de El Corsario de Hierro.


Gantry

10 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Gantry, que bien te expresas. Un acierto poner una entrada para El Corsario de Hierro. ¡Cuantas meriendas habré pasado leyendo estas aventuras!
Para mi, además del dinamismo de Ambrós, El Corsario tenía el atractivo de una ambientación cronologica al margen de lo habitual. Aunque los temas eran universales, ese ambiente dieciochesco le añadía un plus de interés.

2:34 PM  
Blogger gantry said...

Cray, Jose María.
En un breve párrafo has apuntado cosas que yo ni siquiera he tocado en todas las líneas del articulillo.
Con aportaciones así da gusto!
Qué bueno saber que hemos compartido, de alguna manera, tan buenos ratos con El Corsario.
Gracias!!!

12:35 PM  
Anonymous Anonymous said...

Sé que fuimos muchos los que merendamos encima de un tebeo, del Corsario o de Joyas Literarias, y dejabamos volar la imaginacion con ellos. Si pateas los rastros y encuentras comics de esta época comprobarás que siempre aparece alguna miga de pan entre sus páginas. Y al margen de los escrúpulos que puedas tener, esos restos funcionan para mi como la magdalena de Proust. Sí, en otro tiempo y sin conocermos es fácil que hayamos compartido las mismas sensaciones.

1:46 PM  
Anonymous Anonymous said...

Y manchas de chocolate también. Suele pasar a menudo, lo de las migas. Que gracia.

3:43 PM  
Blogger Dionisio Platel said...

Se me olvidaba decir que El Corsario ha sido la última gran obra de esos dos maestros y que con ella finalizo la gran época de los tebeos de aventuras de nuestro país. ¿Volveran algún día, no esos tiempos, si no, unos mejores?

3:48 PM  
Anonymous Anonymous said...

Yo dudo mucho que vuelvan los tebeos de aventuras tal como los conocimos; para eso hace falta una dosis de ingenuidad e inocencia que me parece que ya nadie tiene.
Es verdad, las manchas de chocolate también aparecen.

10:53 AM  
Blogger gantry said...

La tableta de chocolate era fundamental!
Estoy con vosotros: no creo que vuelvan esas aventuras fabulosas, por desgracia, aunque aún podamos leer algunos cómics estupendos que se hacen ahora.
Pero siempre nos quedaràn nuestros viejos tebeos, para releer una y otra vez.
Aunque sea, como dice Jose María, con una mirada distinta.

1:01 PM  
Blogger prades said...

Realmente deseaba ponerme enfermo para que mi madre me comprara el "joyas literarias" de turno. Y siempre que caía un "corsario" era algo excepcional.
Esas aventuras las guardo junto los álbunes de Corben, de Moebius, de Victor de la Fuente,...

9:25 AM  
Anonymous Anonymous said...

Feliz Año y que sigas trabajando tan bien como hasta ahora.

8:26 AM  
Blogger gantry said...

Muchísimas gracias, José María. Igualmente te deseo lo mejor de este mundo para ti y los tuyos.
Un abrazo!

Y gracias, Prades, por tus palabras!

4:58 AM  

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