Wednesday, June 04, 2008

Richard Corben




No podemos asegurar con certeza que, como dice el célebre tango, 20 años no sean nada.
Sin embargo, una cifra más alta, como la de los 40 años de los que hablamos, se nos puede antojar ya, bien mirado y sin duda alguna, palabras mayores.

Si hablamos de un campo como el del cómic, en el que mantenerse en buena forma no está, seguramente, al alcance de la mayoría de autores, tal cifra de permanencia y vigencia adquiere proporciones importantes, que nos hacen volver la mirada hacia ellas con respeto y admiración.

En el caso que nos ocupa, el del a menudo presentado como “mocetón de Kansas” en las ya lejanas, legendarias e irrepetibles revistas Toutain, tales consideraciones se vuelven indudablemente ciertas, al encontrarnos con uno de esos casos de sana longevidad en el medio.

Las razones del éxito de Richard Corben, cuyo concepto del dibujo y, claro está, del color, supusieron en su momento una no pequeña revolución para los ojos del aficionado medio, habría seguramente que buscarlas, además de en sus tan peculiares propuestas visuales, en la predisposición de un notable talento a la hora de enfrentar el hecho narrado, la puesta en viñetas de una historia, la continuidad.


Will Einer, con quien le unía una gran amistad, hablaba a comienzos de los setenta en estos términos de la valía del, entonces, joven Corben:

“Es curioso su arte. A simple vista, uno exclama: ¿Qué infantilismo es éste?. Porque sugiere el boceto de un niño, las primeras pinceladas de un aficionado. Pero, ¡Ah! Como Richard Corben hay pocos dibujantes. Y esa es la lástima. El estilo de este consumado artista es inconfundible. Sus figuras desgarbadas y grotescas son una maravilla de contenido y soltura. Dibuja como un niño, pero con mente de adulto entrenado en la penosa y empinada pendiente de la ilustración gráfica.”


La historia que subo aquí fue (deficientemente) reproducida en las páginas del número 6 de la revista Spirit, de Garbo Editorial, allá por los años setenta, y es una curiosa muestra de las cualidades de dibujo que han acompañado a este autor a lo largo de su carrera.


Sirva esta sencilla entrada como merecido reconocimiento al trabajo de Corben en el mundo del cómic.